EN ECUADOR ANTE EL PARO
QUE YA PASÓ EL DÍA 23, LA PRIORIDAD
DEBE SER EVITAR LA ESCALADA
DEL CONFLICTO
Encontrar
puntos de conexión entre los intereses del Gobierno y de las organizaciones
sociales que promueven el paro es el reto para bajar la intensidad de las
manifestaciones.
Si
el conflicto continúa quien más perderá será el país, comentaron sobre el tema,
algunos expertos.
La
marcha del 12 de octubre de 2025, convocada por organizaciones sociales e
indígenas, no tuvo un recorrido directo desde la Villaflora hasta el parque El
Arbolito, en Quito.
Policías y militares
intentaron en varios puntos bloquear el avance de los manifestantes e hicieron
uso de bombas de gas lacrimógeno.
Movilizaciones.
Manifestantes dispersados durante la marcha del 12 de octubre de 2025 en el sur
de Quito
A pesar de ello, los
manifestantes llegaron al punto previsto y allí la Fuerza Pública también
utilizó gas lacrimógeno para dispersar a los ciudadanos.
Hoy, lunes 13 de octubre, se
cumplen 22 días del paro en Ecuador y no hay luces de un diálogo entre el
Gobierno, la “CONAIE” y demás organizaciones que promueven las manifestaciones.
118 personas aprehendidas
hasta las 13:00 del 12 de octubre de 2025, registró el Ministerio del Interior,
desde el 15 de septiembre, debido a las manifestaciones que en forma escalonada
pero contundente se vienen produciendo en Ecuador.
Ya que el retiro del subsidio
al combustible diésel, sigue siendo la plataforma inicial de lucha de los
diferentes movimientos sociales al interior del territorio ecuatoriano.
Mientras que el presidente
Daniel Noboa, su única reacción ante los hechos, es sacar a los militares y
tropa a las calles, apara por un lado frenar los actos vandálicos, pero por
otro causar desasosiego a los manifestantes en las marchas.
Juan Fernando Páez, director
del “Centro de Métodos Alternativos para la Solución de Conflictos” (CEMASC) de
la “Pontificia Universidad Católica del Ecuador” (PUCE), dijo, que para bajar
la intensidad del conflicto es necesario saber cuáles son los intereses que
podrían compartir las partes. Es decir, los puntos en común.
“Para poder desescalar un
conflicto de esta naturaleza, un conflicto social que no es atípico,
lamentablemente en nuestro sistema jurídico, tenemos que encontrar puntos de
conexión, saber cuáles son los intereses que podrían las partes compartir.
Detectar cuáles son las necesidades de las dos partes”, explicó.
Cuando se haya sentado un
principio y una posibilidad de diálogo respecto a aquellos intereses comunes,
se puede dejar para una segunda etapa los intereses que no son en principio
incompatibles, añade.
Páez ya proyectaba que con la
marcha del 12 de octubre de 2,025 las diferencias podrían agudizarse, como
ocurrió con las marchas de los años 2019 y 2,022 desarrolladas en la capital.
“Lo que es necesario y urgente
es encontrar a ese tercero (tercer actor, mediador)” para que las partes vayan
a un diálogo, señala Paéz, quien fue parte del equipo de facilitadores y
relatores en las mesas de diálogo el año 2,022.
“Mientras no aparezca ese tercero,
que garantice sobre que las partes vayan a poder conversar en igualdad de
condiciones, vamos a estar en esta escalada, que es un círculo que se repite”,
mencionó.
Cree que el cambio de
dirigentes en la “CONAIE” y en la Presidencia de Ecuador son factores que impiden
institucionalizar el diálogo. “La única alternativa aquí es que todos se
depongan posiciones y puedan sentarse a conversar”.
César Ulloa, politólogo y
doctor en Ciencias Sociales, dice sin embargo, que el paro del presente año, es
distinto a los anteriores, porque es hiperfocalizado y ello hace que las
estrategias del Gobierno y de la dirigencia indígena sean distintas.
“Es importante desescalar,
pero en la medida que las partes manifiesten una voluntad política de hacerlo”,
subraya.
Sin embargo, duda, que el paro
dure hasta el día domingo 16 de noviembre, fecha de la “Consulta Popular”, pero
ve otro riesgo: una confrontación interna entre habitantes de una provincia.
“La primera situación que se
debería exigir para un posible desescalamiento del conflicto, es el cese de
cualquier medida violenta, que atente contra la vida de los ciudadanos”.
Y ello, porque en la provincia
de Imbabura prácticamente está enfrentando pueblo contra pueblo, mestizos
contra indígenas, incluso indígenas de comunidades con otras, por el tema del
abastecimiento del gas, de acceso a alimentos, de normalización de las actividades
cotidianas”, argumentó.
Sin embargo, enfatiza en que
hay cosas que no son visibles para la opinión pública, por lo que no descarta
que el Gobierno y la “CONAIE”, podrían estar negociando. Pero eso también
dependerá de los escenarios, donde apunta tres:
Las partes se sienten a
dialogar por el cansancio que genera el conflicto, pero que el Gobierno probablemente
no decline sobre su Decreto que eliminó el subsidio al diésel.
Por su parte Francis Romero,
analista político y director general de la encuestadora “Click Report”, realiza
un estudio sobre el nivel de aceptación del presidente Daniel Noboa y del paro.
Siendo que aún no concluye el análisis, pero adelanta de forma preliminar que
el Gobierno tiene respaldo ciudadano.
Señala que en el trascurso del
presente paro existe una diferencia: “Hemos sentido que la mayoría no apoyan
como en otros momentos el paro indígena”.
Dice que “para bajar la
escalada, el movimiento indígena debería ser sensible a la situación real de
los hogares ecuatorianos”. Aunque reconoce que se han dado excesos de ambos
lados.
Plantea al Gobierno amplificar
e informar sobre las compensaciones para el movimiento indígena por la afectación
de la eliminación del diésel y al movimiento indígena abrirse y proponer
objetivos reales en una mesa de diálogo.
“Ojalá sea en esta semana.
Tienen que sentarse, realmente abrirse y decir las compensaciones que va a
recibir el movimiento indígena. Y en base a ello, empezar una negociación. Es
la única forma”, de lo contrario habrá más protestas y más detenidos, refirió.
Paéz considera que con el paro
todos pierden. Por ello, reitera la necesidad de un diálogo, pero recalca: “Es
necesario que se entienda que la negociación supone renuncia”.
“¿Quién gana? Nadie. ¿Quién
pierde? Todos los ecuatorianos estamos perdiendo. Es una pena que no se haya
mantenido el espíritu que de alguna forma se impuso a raíz de octubre del año 2,022,
que se hayan desechado horas de trabajo de la construcción de los acuerdos,
estamos a foja cero”, dijo Juan Fernando Páez, director del “CEMASC”, de la “Pontificia
Universidad Católica del Ecuador”.
Ulloa coincide en que todos
pierden con el paro porque el tejido social cada vez está más descompuesto.
Romero también observa que
quienes más pierden son los ecuatorianos, pero también pierde la imagen del
movimiento indígena, añade. Sobre el Gobierno reitera: “El respaldo que tiene
de la mayoría de los ecuatorianos en este momento es muy alto”, enfatizó.
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