LAS INCÓGNITAS DE LA TRANSMISIÓN
DEL SARS-COV-2 EN INDIA
Es
complejo el escenario de muerte, dolor y destrucción que se observa.
Las
calles de Nueva Delhi reflejan un espectáculo dantesco de fuego y hedor.
Mientras
que las dudas, misterio y el no saber qué sucederá después se respira en el
ambiente.
Lo
ocurrido indica que no se debe confiar nadie en el virus. Porque cuando una
nación se descuida, es atacada.
Las imágenes que llegan de
India son dramáticas: hospitales totalmente saturados, con falta de oxígeno y
respiradores, gente muriendo en las calles, cremaciones en masa.
Estos días somos muchas las
personas que asistimos esperanzadas a los progresos en la administración de las
vacunas frente al SARS-CoV-2.
Algunos países como Israel y
Reino Unido parecen haber dejado atrás lo peor. En otros, como en España, con
la mayoría de la población mayor de 80 años ya vacunada, las muertes en
residencias se han reducido drásticamente.
Ello ha evitado situaciones
tan terribles como las que se dieron durante la Primera Ola. La mayor
disponibilidad de personal sanitario (de nuevo gracias a la vacunas) nos hace
pensar que los enfermos están mejor atendidos que hace unos meses.
Frente a esta situación que
nos hace mirar el futuro con cierto optimismo, las imágenes que llegan de India
son dramáticas: hospitales totalmente saturados, con falta de oxígeno y
respiradores, gente muriendo en las calles y cremaciones en masa.
Las cifras que aportan las
instituciones oficiales tampoco hacen pensar que la situación vaya a cambiar en
breve. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), durante la tercera
semana de abril hubo 5,7 millones de nuevos casos de corona virus en todo el
mundo, el 38% de los cuales ocurrieron en India.
¿Qué
influye en la transmisión de los virus?
Lo que estamos viendo nos
muestra lo complejo que resulta predecir el grado de transmisión que puede
alcanzar un virus en una región geográfica concreta.
Además de los factores
derivados del propio virus, como su capacidad de contagio, su estabilidad ambiental
cuando está fuera del organismo que infecta o su capacidad para generar
mutantes que aporten alguna ventaja, existen factores sociales cuya influencia
muchas veces es difícil de calibrar.
La movilidad de las
personas, el número y tipo de contactos que establecen entre ellas, la edad
media y el estado general de salud de la población, así como el grado de
universalidad y fortaleza de los sistemas sanitarios son algunos de esos
elementos.
Es difícil determinar la
contribución relativa de cada uno de ellos, ya que suele ser la interrelación
entre varios lo que determina el resultado final y lo que seguramente ha
desencadenado esta especie de malhadada “tormenta perfecta” en India.
La
propagación del SARS-CoV-2 en India
A finales del invierno
pasado, cuando el SARS-CoV-2 comenzó a propagarse por gran parte del mundo,
hubo algunos países que parecieron mostrar mayor resistencia a su expansión,
sin que hubiera una razón aparente para ello.
Entre esos países estaba
India, que pasó con relativa suavidad lo que en la mayor parte del mundo fue la
primera ola de la pandemia. Algunos científicos atribuyeron este hecho a la
pirámide de edad y los bajos niveles de obesidad de la población india.
No obstante, aunque con
cierto retraso con respecto a otros países, al final las infecciones en India
también se aceleraron, hasta llegar a los 100,000 nuevos casos por día.
Después de un confinamiento
muy estricto, a finales del invierno se produjo una fuerte caída de la
incidencia que llevó a pensar que lo peor había pasado.
Algunos estudios de
seroprevalencia realizados en diciembre y enero indicaron que más del 50 % de
la población de algunas grandes ciudades ya había estado expuesta al virus.
En conjunto se estimó que
271 millones de personas, alrededor de un quinto de la población, habían pasado
la infección. Parecía, por tanto, que si hubiera una nueva ola esta sería mucho
más débil que la pasada.
Así
que se levantaron la mayoría de las restricciones y el sentimiento de que se
había vencido al virus se propagó entre la población.
Sin embargo, la realidad no
ha sido como se esperaba y la nueva ola que comenzó en marzo ha superado todas
las previsiones.
Una
nueva variante viral
Al mismo tiempo que los
casos aumentaban, una nueva variante del SARS-CoV-2, la denominada B.1.617, ha
comenzado a ser mayoritaria en algunas regiones del país. Es más, ya se ha
detectado en otros 20 países, lo que hace pensar que es altamente transmisible.
La variante incluye tres mutaciones (L452R, P681R y E484Q) en posiciones de la espícula del virus que ya habían aparecido mutadas en algunas variantes detectadas previamente. Puesto que la espícula es la proteína viral que interacciona con el receptor celular, y frente a la cual se induce gran parte de la respuesta inmune, hay que estar alerta al efecto de las mutaciones que surgen en ella.
La presencia de L452R ha
sido asociada con mayor transmisibilidad y con una moderada reducción en la
neutralización del virus por sueros de pacientes vacunados. En lo que respecta
a P681R, parece favorecer la entrada del virus en las células y la inducción de
infecciones sistémicas.
Por último, la mutación
E484Q es una versión diferente de la mutación E484K, presente en las variantes
sudafricana y brasileña.
En las últimas variantes, el
aminoácido glutámico en posición 484 de la espícula era sustituido por una
lisina, mientras que en la variante presente en India es sustituido por una
glutamina.
En ambos casos parece que el
cambio provoca una peor neutralización por los anticuerpos producidos en
personas vacunadas o que han pasado la infección.
Aún no se dispone de
estudios que permitan saber si la combinación de estas mutaciones reduce la
efectividad de las vacunas. Hay que recordar sobre la inmunidad que es mucho
más que los anticuerpos y ensayos como los descritos anteriormente dejan fuera
a muchos valiosos “jugadores”.
La
pandemia requiere soluciones globales
En un país tan densamente
poblado como India, el daño que puede hacer la presente transmisión
descontrolada por corona virus es incalculable.
Pero, ¿cómo se aplican
medidas de aislamiento en un país con tanta gente viviendo en condiciones
precarias? Nuevamente se plantea el dilema economía o salud, aunque en realidad
ambas cosas estén estrechamente relacionadas.
Aunque solo sea por egoísmo,
hay que mirar de frente a India y colaborar para frenar allí la pandemia. Cada
nueva infección supone una oportunidad de que surjan nuevas combinaciones de
mutaciones que sean favorables al virus.
Urge que la vacunación avance en todos los países, ricos y pobres, para que no tengamos que volver a la casilla de salida. La pandemia es un problema global y, como tal, no puede ser controlada con soluciones parciales, que dejen fuera a una parte del mundo.
En ese caso hay muchas
posibilidades de que, más pronto o más tarde, lo que suceda allí nos sea
devuelto.
Nota
preparada por Ester Lázaro Lázaro, Investigadora Científica de los Organismos
Públicos de Investigación. Especializada en evolución de virus, Centro de
Astrobiología (INTA-CSIC)
Fuente: “The Conversation”.
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